Un hombre y una mujer que con mordacidad e ironía, desdibujan las fronteras entre lo público y lo privado. Lo absurdo, lo paradojal, lo doloroso que tiene el ejercicio político en nuestra historia.
Él, presidente o presidenciable, representante de un complejo sistema, despótico y cínico pero a la vez seductor, no apunta a cambiar o construir ideas, sino a persuadir para perpetuarse. Ella, personaje que muta, encarna el lugar del pueblo, el de la primera dama, el del cómplice político y el del excluido. La que, a través de diferentes roles, le exige y lo condiciona, para que llegue a su meta. Pero la que no es escuchada cuando esa misma meta llega a su fin.
La obra apunta a desnaturalizar una situación que se ha vuelto imperceptible y siniestra: la de ver repetirse una y otra vez las mismas formas políticas, los mismos modelos y posturas, la de ver reciclarse los eslabones que componen el sistema, que se vuelven a unir o a separar como siendo parte de un mismo equilibrio autónomo.
Desde estos personajes se abre un abanico para reconocer situaciones que son huellas de nuestra historia política. "Intrascendente" abre un interrogante sobre lo que aún no está resuelto en nuestra sociedad.

 
PROPUESTA ESTÉTICA
“Intrascendente” se trata de una puesta minimalista: un espacio despojado, con iluminación puntual. Caja negra, limitada, donde cobran importancia los actores.
Un objeto contundente, un sillón presidencial, objeto-mundo de esos personajes, recargado, poseedor de elementos, arma el espacio escénico. Simboliza ese lugar de poder, que se autoabastece. Así lo vemos intervenido con sellos, teléfonos, maletines, etc. Facilita el traslado de uno u otro en este juego por la conquista del poder.
La propuesta utiliza recursos actorales y lingüísticos ligados al la corriente del absurdo, en su carácter de sátira y parodia de un sistema social, que muestra la imagen de un mundo sin explicación ni sentido central, con ausencia de certidumbre.
En el contexto de la obra “Intrascendente”, la danza y la música folklórica vienen a hacer visible un conjunto de alegorías simbólicas, las cuales aportan a la múltiple construcción de sentidos.
Los personajes de la obra, como “personajes de la política” echan mano de los signos nacionales, como la danza y la música folklórica, desde un punto de vista nacional enmarcado en “deber ser” de un “ser argentino”, con una visión laboral y utilitaria respecto al conocimiento y desenvolvimiento de esos símbolos. A su vez quedan atravesados por el ritual de la danza, pasando a un plano diferente al de la cotidianeidad, dejando entrever cuestiones de sus propios mundos subjetivos. Aparece, por ejemplo, el juego de la seducción de un hombre y una mujer, tal como la coreografía de “La Firmeza” propone como contenido.
Para lograr esto, fue necesario un período de trabajo de entrenamiento paralelo a los ensayos, con los siguientes objetivos:

  • Aprendizaje coreográfico de algunas danzas folklóricas y sus técnicas de baile (incluyendo el tango como baile folklórico).

  • Investigación sobre los signos y sentidos de la música y la danza folklórica.
PROPUESTA ESCENOGRÁFICA
El espacio escénico es una “caja negra” dentro de la cual se desarrolla toda la acción. Puede realizarse en escenario a la italiana o no. En este espacio despojado se encuentran solamente algunos pocos objetos de gran contundencia, los cuales están siempre en escena, que son de propiedad del grupo. Ellos son:un sillón presidencial, un perchero de pie y un perchero vallet.
El objeto principal es un sillón presidencial, tratado como escultura, desde el cual salen y al cual vuelven todos los objetos y accesorios que se utilizan a lo largo de la obra: teléfonos, sellos, portafolio, papeles.
Este objeto cuenta con ruedas en su base para que los actores lo desplacen por el espacio sin dificultad. Además tiene un sistema de bolsillos y soportes que guardan y sostienen los objetos y accesorios ya mencionados.
Se trata de un elemento cómodo y resistente, capaz de soportar a dos actores sentados y los ajetreos a los que se ve sometido durante la puesta en escena.
Al fondo del escenario, ubicados en los laterales, se sitúan dos percheros, uno clásico de pie y otro tipo valet. En estos objetos está depositado el vestuario durante la primera etapa de la obra.